El niño crustáceo, de alma y cuerpo segmentado, creció anhelando la unión definitiva de sus partes desmembradas. Cuentan que ya adulto, amparado bajo la santa verdad maternal, llevó adelante su magnífica y sabrosa batalla. Mientras por momentos sentía la más gloriosa completud, todo a su alrededor se fragmentaba.
El niño crustáceo (óleo sobre tela 1m x 0,80 cm)
1 comentario:
alucinante, Marucha, sos como Gardel: cada vez pintás mejor... No sé por qué esos aviones y soldaditos me hicieron acordar al universo peronista de Santoro: http://www.danielsantoro.com.ar/obra.php
besos
Publicar un comentario